Por Carlos Rodríguez *
“Estoy convencida de que el motor de cambio es el amor. El amor
que nos negaron es nuestro impulso para cambiar el mundo. Todos los golpes y el
desprecio que sufrí, no se comparan con el amor infinito que me rodea en estos momentos.
Furia Travesti Siempre. Un abrazo". El amor y la furia, o la furia del
amor cuando no es correspondido por el otro, por los otros. Lohana Berkins pasó
de no tener nada, ni material ni de amor y respeto, a ganarse la consideración
de todos nosotros y el amor, un inmenso amor, que no tuvo en buena parte de su
vida, pero que conoció y disfrutó en las últimas décadas, hasta el día de su
temprana muerte. Y se fue siendo rica, por su inteligencia, por el humor y el
amor que transmitía y que la convirtió en ejemplo de vida.
La conocía, le hice algunas entrevistas, pero la terminé de
descubrir en las clases de Periodismo de Investigación que dábamos con Juan
Manuel Mannarino en la Universidad de Madres. Para ser sincero, no puedo decir
que fue “mi alumna”. Yo fui su alumno, aprendí de ella, de su valor por la
vida, de la forma en que nos hacía correcciones por el lenguaje machista,
insensato, ignorante. Un día, en plena clase, dio una conferencia sobre por qué
no había que decir nunca más “hija/o de puta” a ninguna persona, por jodida que
fuera esa persona. Ella luchó para que las personas trans pudieran alejarse de
la condena de tener que prostituirse para sobrevivir.
Fuiste un ejemplo. Te vamos a extrañar, pero también te vamos a
recordar, siempre. Gracias por todo lo que iluminaste.
* Carlos Rodríguez, periodista e integrante de la Comisión Interna gremial
del diario Página/12.