
Fue maestra de periodismo para muchos de nosotros. No necesitaba la distancia ni la solemnidad para enseñar: le alcanzaba con trabajar. Las anécdotas sobran. Durante años, compartió escritorio con los compañeros de Deportes. Todavía hoy recuerdan cierta conversación telefónica con un legislador; la tensión del principio se convertía en gritos. Al cabo de un instante, Susana estalló:“usted es mi senador, yo no soy su periodista”. Cualquiera podía saber que el viernes había estado cerrando su nota de domingo hasta tarde con sólo ver el escritorio: pilas de papeles, colillas de parisiennes, restos de algún café.
Hablaba de fútbol con la misma pasión que de política. Sus opiniones eran contundentes; su información, también. No era mezquina con los datos, tampoco con los contactos; cualquiera podía consultarla.
La Susana Viau que recordamos sus compañeros era una profesional seria, generosa y solidaria; una persona cuya muerte lamentamos.
Asamblea de trabajadores de Página/12