domingo, 20 de julio de 2014

Las infusiones calientes de los hermanos Prim

(Crónica de la lucha por salarios dignos en Página /12)

Carlos y Jorge Prim
Los representantes de los dueños de Página/12 ratificaron en el Ministerio de Trabajo su negativa a mejorar el acuerdo paritario que firmaron con la conducción de la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (UTPBA), que implica un aumento de 21% en 2014, el más bajo de todas las paritarias de la Argentina. En la primera audiencia de “conciliación obligatoria”, pedida por la empresa tras la difusión de una tapa diseñada por los trabajadores para informar sobre su situación, los voceros patronales Carlos Prim, Ricardo Badía y Carlos “Gandhi” González aseguraron que Editorial La Página SA no está en condiciones de mejorar esa cifra y se negaron a recibir un documento de la Comisión Gremial Interna(CGI) sobre la situación irregular de más de un centenar de redactores externos que no gozan de ningún derecho laboral. Los delegados, a quienes no acompañó ningún dirigente de la UTPBA, ratificaron su voluntad de diálogo y notificaron al Ministerio (ver texto) la decisión de la asamblea de no tomar medidas de fuerza hasta el 6 de agosto, cuando concluya la conciliación obligatoria.

“Denuncia huelga”, se titula el escrito que Carlos Prim, apoderado de Página/12, presentó ante el ministro Carlos Tomada. El hermano de vicepresidente de la empresa, Jorge Prim, acompañó la denuncia contra los trabajadores con comunicados difundidos desde el sitio trabajadoresdepagina12.blogspot.com.ar (sólo omitió aportar dos tapas hechas por los trabajadores) y con tres actas ante escribano para certificar medidas de fuerza que ya eran públicas.
 
En la primera, el 1º de julio, el gerente de personal Badía contó que dos delegados le informaron del paro resuelto por la asamblea e hizo constar que había “mucha gente sentada en los escritorios”. El gerente de producción Víctor Vigo agregó que presenció la asamblea, que hubo “cánticos y ruidos de manifestación” y que “los únicos que trabajan son jefes y encargados de secciones”. Un editor de la web declaró ante el escribano que el personal a su cargo no prestaba tareas desde las 19 y que el resto adhería al paro. Al día siguiente, durante una manifestación que fue noticia en Clarín, el mismo gerente dejó constancia de la existencia de “numerosas personas” (léase trabajadores), de ollas con “infusiones calientes” (léase mate cocido) y agregó que “las referidas personas estaban reunidas tomando dicha infusión con galletas y galletitas”. Badía, que por esos días se negaba a hablar con los delegados invocando que “el acuerdo no está homologado” (sic), apuntó que las “numerosas personas” cortaron el tránsito, quemaron gomas, hicieron sonar los bombos y repartieron volantes, mientras en la redacción sólo habían quedado “jefes de distintas áreas y algún que otro empleado que no se había plegado a la protesta”. El 10 de julio, en la tercera acta, el servicial Badía volvió a gastar plata en escribanos para certificar otro paro hasta el cierre que ya era noticia en el blog de los trabajadores y en las redes sociales.

A partir de la denuncia de Prim, quien soñó y denunció haber visto “tres tambores sobre los cuales se encendían cubiertas con kerosene”, el Ministerio dictó el martes la conciliación obligatoria para “contribuir a la paz social” (de los dueños del diario). A pesar de los escuálidos fundamentos de la medida y conscientes de la cercanía de Tomada con los dueños de Página/12, los trabajadores resolvieron a mano alzada acatar la conciliación y manifestaron públicamente su esperanza de que Badía, Gandhi & Cía., que llevaban cuatro semanas rechazando el diálogo, se dignaran a negociar ante la exhortación del Ministerio.

Pero la primera audiencia fue otro fiasco. Tras esperar durante una hora el milagro de la aparición de un dirigente de la UTPBA (donde aún figura como secretario adjunto el periodista Raúl Dellatorre, a quien sus compañeros le pidieron la renuncia dos meses atrás), Prim denunció un “estado de huelga sistemático” y aseguró que los trabajadores pretendían conseguir un aumento “a punta de bayoneta” (sic). Los delegados le recordaron que los trabajadores de Página/12 siguen sin cobrar el retroactivo de abril, que el acuerdo de la UTPBA es el más pobre del país, que llevan cuatro semanas pidiendo iniciar una negociación, y aprovecharon la oportunidad para presentarle a Prim el escrito sobre el centenar de redactores externos sin derechos laborales, que no habían podido entregar porque el apoderado de Página/12 faltó a las audiencias convocadas para tratar el tema. Prim se negó a recibir la denuncia, rechazo que quedó documentado en el acta. La funcionaria que actuó de mediadora le recordó a los representantes patronales que la conciliación no será eterna y aconsejó a las partes sentarse a negociar.


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